Casi todo el mundo experimenta dolores de cabeza a lo largo de su vida, y casi la mitad de los adultos reportan al menos un episodio al año. Aunque muchos pueden ser transitorios, algunos pacientes desarrollan dolores de cabeza recurrentes o persistentes. La forma más común es la cefalea tensional (CT), que representa entre el 60–70% de todos los casos de cefalea crónica.
Las cefaleas tensionales se caracterizan por un dolor bilateral, no pulsátil, de intensidad leve a moderada, que suele describirse como una sensación de opresión o presión que dura entre 30 minutos y siete días. Muchos pacientes comparan el dolor con una presión similar a una banda que rodea la cabeza. A diferencia de las migrañas, la CT no se asocia con náuseas ni vómitos, y los pacientes pueden usualmente tolerar rutinas de actividad física. Algunos pueden reportar sensibilidad a la luz o al ruido (pero no a ambos), y cerca del 20% experimenta una leve pérdida de apetito.
No existe una prueba diagnóstica específica ni un hallazgo de imagen para la CT. El diagnóstico está basado en su patrón sintomático característico—dolor bilateral y opresivo que no empeora con la actividad, combinado con la ausencia de características de migraña y la exclusión de causas secundarias mediante el historial clínico, la exploración física, y la evaluación neurológica. Si se presentan señales de alerta—como un inicio repentino e intenso, empeoramiento progresivo, enfermedad sistémica, o déficits neurológicos—se justifica referir urgente a un servicio de urgencias o a un especialista.
Un estudio del 2023 publicado en Musculoskeletal Science & Practice reveló que muchos pacientes con CT también experimentan dolor de cuello, limitación del rango de movimiento, y deterioro del control motor. La palpación de los puntos gatillo en los músculos del cuello o en las articulaciones cervicales superiores a menudo puede reproducir el patrón de dolor de cabeza. Estos resultados sugieren que el examen de la columna cervical es un componente importante de la evaluación, y que tratar la disfunción mediante terapias manuales—como la manipulación espinal, la movilización, el trabajo de los tejidos blandos, y los ejercicios específicos para el cuello—puede ser beneficioso.
Estudios han demostrado que las terapias manuales aplicadas a la región cervical para tratar los puntos gatillo en los músculos y restaurar la movilidad normal de las articulaciones y otros tejidos blandos pueden reducir la intensidad, la duración, y la frecuencia de las cefaleas tensionales. Sin embargo, un enfoque multimodal que incluya modalidades, ejercicios terapéuticos, y mejoras en la dieta y el estilo de vida puede ser necesario para controlar la afección de manera más eficaz.

