La lumbalgia crónica crónico es una afección común que se vuelve aún más frecuente con la edad. Según algunas estimaciones, puede afectar a casi 3 de cada 4 personas mayores cada año. A medida que aumente la proporción de personas mayores de 65 años en la población mundial, la lumbalgia crónica seguirá siendo un problema de salud importante. Dados los riesgos asociados con la cirugía y los efectos secundarios de los medicamentos, muchas personas mayores prefieren un enfoque no quirúrgico ni farmacológico para tratar su dolor, lo que las lleva a buscar atención quiropráctica.
Las radiografías pueden utilizarse o no durante un examen, lo que a veces puede confundir a los pacientes. A muchos les sorprende saber que uno de los principales usos de las radiografías en la atención quiropráctica no es ayudar a decidir si un paciente puede no ser un candidato para el tratamiento quiropráctico. Si el historial o los síntomas de un paciente incluyen un traumatismo importante, antecedentes de cáncer, osteoporosis, uso prolongado de corticosteroides, infección, fiebre alta, empeoramiento del dolor en reposo, síntomas neurológicos, deformidad repentina o una masa palpable, podría estar justificada una radiografía. En estos casos, las imágenes ayudan a identificar fracturas, osteoporosis grave, tumores, infecciones u otras afecciones graves que requieran remitir al paciente a un especialista o atención de emergencia.
En ausencia de señales de alarma, la mayoría de las guías clínicas no recomiendan radiografías para la lumbalgia crónica sin complicaciones en las personas mayores. Esto no solo evita una exposición innecesaria a la radiación, sino que muchas personas mayores presentan hallazgos incidentales en la radiografía—como degeneración discal, hernia discal, o escoliosis—que podrían no ser la causa principal de su dolor. Centrarse en estos hallazgos podría llevar a un tratamiento innecesario e ineficaz en el que el paciente seguiría padeciendo dolor y discapacidad.
Curiosamente, muchas de las dolencias relacionadas con la columna vertebral en las personas mayores no tienen una causa estructural clara, lo que significa que el dolor puede no ser visible en la radiografía. Esto resalta la importancia de que los quiroprácticos realicen evaluaciones basadas en el movimiento para identificar disfunciones de los tejidos blandos que puedan estar contribuyendo al dolor del paciente. Al reproducir los movimientos que provocan molestias, los quiroprácticos pueden obtener información valiosa sobre las contribuciones musculares, ligamentosas y fasciales a la dolencia principal del paciente, lo que permite un plan de atención más específico.
Afortunadamente, muchos de los casos de lumbalgia crónica en las personas mayores responden bien a un plan de tratamiento multimodal que incorpora terapias manuales, ejercicios específicos, modalidades terapéuticas, la educación del paciente, y el apoyo nutricional. Este enfoque no solo ayuda a reducir el dolor, sino que también mejora la movilidad, la función y la calidad de vida en general.