Se estima que hasta el 50% de los pacientes con trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) continuarán experimentando síntomas persistentes durante un año o más después de sufrir una colisión automovilística, una colisión deportiva, o una caída por resbalón. Una de las dolencias más frecuentes—que afecta a casi siete de cada diez pacientes con WAD crónico—es la desregulación del equilibrio o los mareos.
El equilibrio es complejo e implica la coordinación entre el cerebro y las sensaciones en el oído interno, los movimientos oculares, y la señalización neurológica del sistema nervioso que finalmente se transmite al cerebro a través del cuello. Un estudio del 2022 que analizó el historial de 172 pacientes con WAD encontró que aquellos con puntajes más altos de discapacidad en el cuello eran más propensos a sufrir mareos, lo que sugiere que los mareos persistentes son cervicogénicos o se originan en el cuello. También es probable que estas personas presenten deficiencias en el control de los movimientos de la cabeza y los ojos, así como una estabilidad postural alterada. La hipótesis es que la lesión de los músculos y otros tejidos del cuello durante un evento de latigazo cervical conduce a una entrada aferente (sensorial) cervical anormal al sistema de control sensoriomotor, o en términos más simples, a una función nerviosa anormal.
La buena noticia es que se ha demostrado que dos enfoques comunes que suelen utilizar los médicos quiroprácticos mejoran el equilibrio y reducen los mareos en los pacientes con WAD. En el 2015, los investigadores observaron que, entre un grupo de 216 pacientes con WAD, aquellos entrenados para realizar ejercicios específicos para el cuello experimentaron mayores mejoras con respecto a los mareos y el equilibrio que los de un grupo de ejercicio general. Además, un estudio del 2015 encontró que tanto la movilización articular pasiva como los deslizamientos apofisarios naturales sostenidos aplicados a la columna cervical de dos a seis veces durante un período de seis semanas producían mayores mejoras a corto y largo plazo en los mareos y en el rango de movimiento del cuello que en un grupo de control que recibió un tratamiento con placebo.
Si usted ha estado involucrado en un accidente automovilístico, una colisión deportiva, o una caída por resbalón que causó la aceleración y desaceleración brusca del cuello y usted está experimentando problemas como mareos, contacte a un médico quiropráctico para determinar si la atención quiropráctica puede ser un tratamiento eficaz para que pueda volver a sus actividades normales sin dolor y sin mareos lo antes posible.