Cuando los pacientes presentan lumbalgia (LBP), ellos usualmente se mueven lentamente y, a menudo no pueden mantenerse erguidos. Incluso una tarea sencilla como agacharse puede provocarles muecas e incluso requerir el uso de sus manos empujando sobre sus muslos para volver a estar erguidos.
Estos son signos clásicos de inestabilidad lumbar al deterioro de la coordinación del movimiento. Con el tiempo, el paciente se adaptará y adoptará nuevos patrones de movimiento para realizar sus tareas cotidianas, lo que puede provocar el debilitamiento de algunos músculos mientras que otros se sobrecargan y sean propensos a lesionarse. Una vez controlado el dolor inflamatorio agudo—principalmente con la aplicación de terapias manuales como la manipulación y movilización de la columna, terapia con hielo, recomendaciones nutricionales/suplementarias, modificaciones laborales, etc.—los pacientes pueden recibir instrucciones sobre los ejercicios "BIG 3" de fortalecimiento del tronco:
- Fortalecimiento de los músculos abdominales (AMS, por sus siglas en inglés) comience con un refuerzo abdominal (contraiga los abdominales como si estuviera preparándose para recibir un puñetazo en la sección media). Este sencillo ejercicio se puede hacer EN CUALQUIER LUGAR (mientras conduce, sentado, de pie, acostado, etc.) Un excelente ejercicio de AMS incluye cruzar una pierna sobre la otra (tobillo cerca de la rodilla) y usando la mano opuesta, EMPUJAR la rodilla y la mano una contra la otra. Comience con diez repeticiones manteniendo cada repetición durante dos segundos y aumente el tiempo de espera a medida que su músculo abdominal se fortalezca.
- Fortalecimiento de los músculos laterales del tronco se logra mejor con una tabla lateral o un puente lateral. Empiece desde sus rodillas primero. Si es demasiado difícil, modifique y ajuste el tiempo de espera y las repeticiones según su capacidad.
- Fortalecimiento de los músculos lumbares y los glúteos incluye planchas frontales (a partir de las rodillas) y posicionarse de rodillas apoyándose en cuatro puntos o “bird-dog” (levantando el brazo/pierna opuesto). Las sentadillas, las estocadas, y el ejercicio de puente supino ayudan a fortalecer los glúteos.
También se puede recomendar a los pacientes que agreguen retos de equilibrio, como pararse sobre un pie con los ojos cerrados, ya que no solo estimulan los músculos centrales, sino que también mejoran la propiocepción—la capacidad del cuerpo para percibir dónde están sus diversas partes en relación con las demás a efectos de movimiento y equilibrio.
Adicional al tratamiento en el consultorio, estos ejercicios en el hogar no solo le ayudarán a salir del dolor y a retomar sus actividades cotidianas lo antes posible, sino que también reducirán el riesgo de un futuro episodio de lumbalgia.