Se estima que hasta el 50% de los pacientes con trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) continuarán experimentando síntomas a largo plazo que interfieran con su habilidad para realizar las actividades diarias de la vida. De acuerdo a los expertos, la carga económica asociada con el WAD crónico puede superar los $42 mil millones cada año. Como tal, muchos estudios han buscado comprender mejor el latigazo cervical, tanto desde los mecanismos de lesión hasta por qué algunos pacientes se recuperan y otros no.
Con respecto al WAD crónico resultante de una colisión de vehículos motorizados (la causa más común de latigazo cervical), los factores asociados con la colisión en sí, como la velocidad, la dirección del impacto, lo sensible de la colisión, y el despliegue de la bolsa de aire, no parecen estar significativamente relacionados con un riesgo elevado de cronicidad. Por otro lado, los investigadores han encontrado que una mayor autoevaluación al dolor y la discapacidad, el miedo al movimiento, sobredimensionar el evento, el afrontamiento pasajero, y las bajas expectativas de recuperación son indicativos de una incapacidad para recuperarse por completo.
En un estudio del 2017, los investigadores reformularon el trauma de una colisión de vehículos motorizados como un evento potencialmente dañino y angustiante. Cuando ocurre una lesión aguda (en este caso, un latigazo cervical), a menudo hay daño en varias estructuras anatómicas en la cabeza, el cuello y/o la parte superior de la espalda. Además, también hay una respuesta de estrés asociada con el incidente en general (incluidos los eventos posteriores, como el traslado al hospital y el trato con la compañía de seguros y el sistema legal) que puede interferir con el proceso de curación. Cuando la combinación de vulnerabilidades psicológicas y procesos neurobiológicos excede el umbral dado de una persona, aumenta su riesgo de padecer WAD crónico.
Este hallazgo destaca la importancia de tratar al paciente en su totalidad cuando se trata de WAD, ya que puede afectar tanto el cuerpo como la mente. Además de las terapias administradas en el consultorio para ayudar a sanar los tejidos blandos en y alrededor del cuello, los médicos quiroprácticos y otros proveedores de atención médica deben educar al paciente y asegurarle que se recuperará y alentarlo a continuar con sus actividades normales dentro de tolerancia al dolor. Si es necesario, el paciente puede necesitar una remisión a un profesional de la salud mental para abordar los factores psicológicos que pueden impedir su recuperación.