Al tratar a pacientes con dolor lumbar, los médicos quiroprácticos tienen tres objetivos comunes: 1) Manejo del dolor; 2) alineación o corrección de la postura; y 3) prevención. Cuando esté justificado, el uso de aparatos ortopédicos correctivos recetados para los pies puede ayudar a lograr los tres objetivos.
En un estudio de 2017, los investigadores reclutaron a 225 sujetos adultos con dolor lumbar crónico y los asignaron al azar a uno de estos tres grupos de tratamiento: 1) Exclusivamente zapatos ortopédicos; 2) atención quiropráctica (incluida la manipulación espinal, compresas frías o calientes y masaje manual de tejidos blandos) con zapatos ortopédicos; o 3) un grupo sin tratamiento.
La medición, de resultados primarios, utilizada para rastrear el cambio a lo largo del tiempo incluyeron; una escala numérica de calificación del dolor y un cuestionario de calificación funcional (Índice de discapacidad de Oswestry - IDO) al inicio y después de seis semanas de tratamiento, con seguimiento tres, seis y doce meses después.
Después de seis semanas, solo los dos primeros grupos experimentaron mejoras tanto en la intensidad promedio del dolor de espalda como en la función, siendo el grupo de grupo de aparatos ortopédicos más quiropráctica, quién informó una mejora funcional aún mayor.
Si bien los podólogos han sugerido durante mucho tiempo el uso de órtesis de pie para algunos casos de dolor lumbar debido al efecto que tiene la función del pie en la "cadena cinética", no fue hasta la última década que los investigadores de otros campos informaron los efectos que tienen los pies en la rodilla, la cadera/pelvis y en la función de la espalda.
Actualmente los estudios han demostrado los efectos adversos de la hiperpronación (deslizamiento) del pie sobre el dolor, la función y la alineación de la pelvis. Estos estudios señalan la importancia de no pasar por alto la disfunción del pie como un factor contribuyente potencial (e importante) para el manejo de pacientes con dolor lumbar.